lunes, 9 de mayo de 2011

INDICES DE CALIDAD DE VIDA

INDICES DE CALIDAD DE VIDA
Acercarnos a la comprensión conceptual de calidad de vida requiere entender que
“1. El término “vida” se refiere única y exclusivamente a la vida humana en su versión no tanto local como comunitaria y social. Interesa fundamentalmente la calidad de vida de amplios agregados sociales.
2. Así mismo el término “vida” requiere hacer referencia a una forma de existencia superior a la meramente física que incluiría al ámbito de relaciones sociales del individuo, sus posibilidades de acceso a los bienes culturales, su entorno ecológico-ambiental, los riesgos a que se encuentra sometida su salud física y psíquica, etc.
Se asiste entonces a una idea más societal que singular e impersonal, excluyéndose el marcado individualismo que matiza al sujeto de la sociedad de consumo. Prima el ethos colectivo sobre el individual. Desde esta arista, el hombre se reafirma como un complejo bagaje de cosmovisiones y representaciones colectivas, interactuante tanto con sus congéneres, como con el entorno natural y construido. De ésta interrelación se abona el terreno para que la teoría de los sistemas proporcione los fundamentos de la ecosistemica, paradigma interpretativo nieto de la teoría de la complejidad.
De otro lado, la medición y valoración de la calidad de vida está regida, en gran medida, por apreciaciones subjetivas e ideológicas correspondientes al particular contexto donde se desenvuelven las colectividades. Así, pues, para medir un determinado tipo de calidad de vida es necesario contar con otros referentes que nos sirvan de contraste. Es preciso diferenciar los diversos modos de vida, aspiraciones e ideales, éticas e idiosincrasias de los conjuntos sociales, para distinguir los diferentes eslabones y magnitudes, pudiendo así dimensionar mejor las respectivas variaciones entre unos y otros sectores de la población. Explicado de otra manera, es presuntuoso aspirar a unificar un único criterio de calidad de vida. Los valores, apetencias e idearios varían notoriamente en el tiempo y al interior de las esferas y estratos que conforman las estructuras sociales. La calidad de vida (el bienestar) es un construido histórico y cultural de valores sujeto a las variables de tiempo, espacio e imaginarios, con los singulares grados y alcances de desarrollo de cada época y sociedad.
La calidad de vida es un elemento mediador en todo lo competente a lo ambiental y el desarrollo. En países con crecientes marginalidades a todo nivel, alcanzar el bienestar en su óptimo sentido no es simple. Es pertinente unificar criterios para medir los avances al respecto. En esta línea de trabajo, desde 1990 el Informe de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) emite diagnósticos anuales para 160 países con la pretensión de diseñar prognosis acordes al denominado Desarrollo Humano Sostenible (DHS), el cual se cuantifica a través del Índice de Desarrollo Humano (IDH). Éstos informes son el resultado de la yuxtaposición de una gama de variables con un espectro relativamente amplio de respectivos indicadores. Allí logra recogerse un conjunto homogéneo de lo requerido para medir calidades de vida, el cual fue acogido en consenso por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). No obstante, dicho informe no parte de una revisión crítica a las desventajas de colocar datos que descansan tras el único fuero de lo cuantitativo, pues arroja rangos y escalafones de países que sí llegasen a completarse con peculiaridades propias trastornaría notoriamente ese orden anunciado, ya que, por ejemplo, se desconoce la incidencia y real envergadura de los conflictos armados en las formas de vida, desplazamiento y segmentación del tejido social, y en consecuencia, de la calidad del vivir.
Sin embargo, no puede desconocerse las fortalezas teóricas y conceptuales del Indice de Desarrollo Humano (IDH), dado que es un punto de vista alternativo que replantea los estilos de progreso y la forma convencional de medirlo. Se trasciende la valoración ortodoxa de desarrollo como crecimiento (acumulación), industrialización, auge de mercados y, en general, avances macroeconómicos. Las gentes no son entidades anónimas y abstractas para que sean ignoradas en su sentir y percepción subjetiva e intersubjetiva de bienestar. “Los índices de calidad de vida o del desarrollo humano que están siendo diseñadas por las Naciones Unidas y algunas universidades y gobiernos, esperan integrar diferentes variables que han sido identificadas como objetivos posibles de la humanidad. Algunas de las variables recientemente agregadas tratan de involucrar lo que los cinco sentidos le dan al bienestar humano: visión, gusto, tacto, olor, sonidos; otros incluyen visiones platónicas de la felicidad como la belleza, justicia y verdad. De esta forma la ética, el poder, el conocimiento y el placer están reemplazando el PIB. Tratando de cuantificar la calidad algunas instituciones han diseñado índices de calidad de vida conectados a anteriores índices que están siendo medidos. (…) Conceptos de sociología, sicología, y antropología han sido usados para construir índices utilizables en los cuales las variables están agrupadas como en el ejemplo de Flanagan, en el cual las categorías son: comodidad material, recreación activa, experiencia laboral agradable, seguridad personal y de salud, aprendizaje, adquisición de conocimientos, relaciones de pareja, socialización y expresión personal.

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